Cristian Leonel González
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Nicolás Fábrega
Nos encanta la idea de conectarnos y creemos que de esta manera, compartiendo lo que más nos gusta, podemos llegar a tender lazos, acercarnos y crecer. Al igual que cada uno de nuestros lectores, no sólo disfrutamos de la literatura de terror, tenemos gustos e intereses de lo más variado.
Te invitamos a adentrarte en nuestros mundos y, desde ya, te anticipamos que nuestras recomendaciones son heterogéneas y, en algunos casos, exóticas.
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Terror, amor, angustia, claustrofobia: Teléfono negro ofrece eso… y mucho más
Al menos para mí, raramente la película supera al libro en el que se basó… y en esta oportunidad eso es lo que sucedió con Teléfono negro. Se trata de un relato corto de Joe Hill (para aquellos que no lo conocen, es un excelente escritor además de ser de uno de los hijos de Stephen King), publicado en su antología de cuentos titulada Fantasmas, en 2005. La redacción y el clima son más que aceptables… pero queda la sensación de que se pudo haber contado más. Mucho más. Explorar territorios que, por algún motivo, el autor no exploró.
Para todo eso surgió la película, dirigida por Scott Derrickson y estrenada en 2021. El filme se introduce mucho más en la historia (de cortas 29 páginas en el original), y nos revela la historia familiar del protagonista, un niño secuestrado por un psicópata asesino de menores. El nene, recluido en un sótano, empieza a recibir llamadas de las otras víctimas ultimadas a través de un viejo teléfono que en apariencia no funciona. La trama, de fantasmas, explora no obstante otros lugares más profundos, como la violencia escolar y el maltrato familiar, todo dentro de un complicado suburbio de una ciudad estadounidense. En el libro, el personaje del adolescente está bien tratado, aunque donde realmente se destaca (al igual que su hermana, una genial Madeleine Grace McGraw) es en la película.
Un asesino serial de niños, un chico secuestrado, una joven con ciertos poderes… básicamente los puntos claves que pide todo amante del terror. Más que recomendable producción que se encuentra en Netflix.


Puntuación según Nicolás Fábrega
Nicolás Fábrega




Stephen King y la paranoia de los realitys shows en futuros distópicos.
Escribiendo como Richard Bachman, Stephen King publicó siete novelas, con la particularidad que dos de ellas repiten un formato y una temática. Se trata de La larga marcha (publicada en 1979) y El fugitivo (1982).
Si bien no son dos de las obras más aclamadas del ya de por sí aclamado autor de Maine, ambas cuentan con buenas críticas de su público más fiel. Las historias están ambientadas en un futuro distópico y se centran en mortales reality shows, los cuales son protagonizados por los individuos más pobres de la sociedad, que deben tolerar las peores persecuciones y humillaciones en pos de un millonario premio. Las novelas, a su vez, refieren la importancia a nivel nacional de estos concursos, que sacan a relucir el morbo más absoluto y sanguinario de la sociedad, cuyos habitantes vitorean cada muerte y hasta colaboran para atrapar a los participantes.
En La larga marcha el protagonista es un joven de 18 años que resuelve ser parte del formato televisivo que está considerado como “deporte nacional”. Para ganar, deberá recorrer más que otros 99 participantes una cantidad de kilómetros ilimitada, a un determinado ritmo. Cualquiera que rompa las reglas, es abatido por el ejército.
En tanto, el personaje central de El fugitivo es un hombre atrapado en la miseria que, con su hija enferma, resuelve anotarse en la federación de concursos para participar en alguno de sus juegos, todos letales. Lo convocan para el más férreo de todos, donde deberá esconderse por 30 días de un equipo de caza que lo buscará con la ayuda de la población. Más allá de las tramas en sí, queda marcado el pensamiento de King sobre estos juegos y, lo más importante, es el mensaje social que el autor pretende señalar a lo largo de las páginas. Los dos son una clara muestra de crítica social, con fuertes quejas a los gobiernos totalitarios y con finales absorbentes.
Puntuación según Nicolás Fábrega





